Hay una tumba olvidada, la del peón Pascasio Báez
MONTEVIDEO (1891) El General ® Ivan Paulós, dió a publicidad -en Flashes Culturales revista dirigida por el Profesor Alexander Torres Mega- una carta titulada “La tumba olvidada”. En la carta Paulos reclama atención a la muerte y enterramiento del peón rural Pascasio Báez, en un paralelismo con la muerte, enterramiento y aparición, seguido del sepelio en el dia de ayer 14 de marzo del obrero comunista Ubagesner Chávez Sosa.
Sigue texto de la carta del General Ivan Paulós. (pulsar aquí para ver último reportaje completo)
Texto.“Desde la asunción del gobierno vigente, la motivación central de su política ha sido la exaltación de los derechos humanos. Loable propósito que comparto. Se dispuso, a esos efectos, informes de los Comandos de las tres Fuerzas, en procura de la localización de sepulturas, en predios militares, de terroristas muertos en esas dependencias, durante el estado de guerra interna que se vivía. Informes secretos, que pocos días después de producidos se transcribieran textualmente en la prensa, -además de hacerse mofa y desconsideración a los Comandos que los produjeron-, llevando a la localización de enterramientos de restos humanos. Ello ha motivado un inusitado despliegue publicitario que ya ha sobresaturado el interés de la opinión pública, aunque aparentemente ha robustecido la posición de este gobierno marxista.
Es paradójico que quienes violaron sistemáticamente los Derechos Humanos, mediante secuestros extorsivos, asesinatos, robos, asonadas, atentados, etc. como método terrorista empleado cuando se levantaron en armas contra un gobierno democrático, legalmente constituido, tengan por estandarte esa argumentación. Es paradójico -pero además parcial- porque se aplica exclusivamente al sector militar que, en cumplimiento de la situación de guerra interna declarada por los órganos competentes del Estado, los combatiera y los venciera, dando pie a fundadas sospechas de venganza y revanchismo. Estas fundadas sospechas, que empañan los buenos propósitos del gobierno, se disiparían si, haciendo una revisión total del pasado, se investigara y se sometiera a la justicia a los sediciosos que, habiendo participado en hechos de sangre aún no aclarados, no han sido procesados por esos delitos.
También tendría gran significación por la similitud con los enterramientos recientemente descubiertos aplicar los mismos conceptos y parecido despliegue publicitario por el enterramiento clandestino de Ramón Pascasio Báez Mena ocurrido en diciembre de 1971 y descubierto meses después sin la espectacularidad periodística ni la explotación política del presente. Ramón Pascasio Báez Mena fue asesinado por el terrorista Doctor Ismael Bassini Campiglia mediante la aplicación intencional de una sobredosis de pentotal previo traicionero engaño y fue enterrado en el lugar, con complicidad de varios. Ramón Pascasio Báez Mena era un peón rural totalmente ajeno a la lucha que se libraba y que buscando un caballo, encontró accidentalmente "la tatucera Caraguatá" en la estancia Spartaco, en la zona de Pan de Azúcar, propiedad de la familia Sclavo.
Fue esa localización involuntaria -de este peón rural- lo que determinó que se le asesinara para evitar que comentara su hallazgo, aunque no fuera enemigo en la lucha que se libraba. Ese era el respeto a los derechos humanos que tenían los subversivos terroristas, ahora jueces impolutos -lo mataran y lo enterraron- clandestinamente. Esa era la ética médica del terrorista que, aplicando sus conocimientos, mató intencionalmente a un inocente. Estos antecedentes, extraídos de documentos oficiales de la época, procuran ayudar al Gobierno en su loable propósito de defender los derechos humanos en toda su amplitud y disipar las sospechas de venganza y revanchismo.
Gral. (r) Iván S. Paulós”
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