URUGUAY. Del Dr. Alem García.
Diario El Corresponsal
Señora Directora: En el día de ayer, la población conoció un “Comunicado de la Presidencia” que dice: “A raíz de las controversias planteadas en el seno del gobierno sobre el tema de las negociaciones exploratorias tendientes a un eventual acuerdo para el incremento comercial con los Estados Unidos de Norteamérica, el Presidente de la República resuelve que, a partir del día de la fecha (14 de agosto) se constituye en el único vocero sobre dicho tema, o, en su defecto, la persona en la que él delegue”.Comunicados como el señalado, no tienen precedentes en la historia política del país. Es decir, nunca un Presidente solucionó los problemas internos del gabinete ministerial a través de un comunicado público. Y, además, sustituyendo al Ministro en el ejercicio de las funciones de su competencia. Tampoco hay antecedentes respecto a la conducta de Ministros que, desautorizados por el Presidente de la República, permanezcan en sus cargos. ¿Será éste el inicio de un cambio en las costumbres y tradiciones político-gubernamentales en el país? ¿Será conveniente que los Ministros discrepen públicamente con el Jefe de Estado y de Gobierno, que es, en nuestro sistema, el propio Presidente? ¿No es este cambio, un claro apartamiento de disposiciones de la Constitución de la República?Los Ministros son designados por el Presidente, en virtud de la confianza personal y política. En la tradición nacional, no se concibe que ocupe una Secretaría de Estado, es decir, la titularidad de un Ministerio, alguien que no goce de tal confianza. Debe haber una identidad de pensamiento entre los Ministros y el Presidente, respecto a las acciones gubernamentales y sus contenidos.En nuestro régimen de gobierno, prolijamente determinado en la Constitución, no se concibe una discrepancia entre el Presidente y sus Ministros. Cuando un Ministro no cuenta con el respaldo de quién lo designó, de inmediato el Ministro renuncia a su cargo. Es ésa la sana tradición política nacional que ha imperado en el país y que, por otra parte, se ajusta a la Constitución. De lo contrario, estaríamos en un régimen colegiado, en el cuál, sí puede darse la contradicción y discusión entre los integrantes del cuerpo, llámese Consejo Nacional de Gobierno, como ocurrió en el pasado en nuestro país, o de otra forma.El panorama transmitido ayer, causa asombro. La insensibilidad y el apego a los cargos no le hacen bien a la institucionalidad. Los “Comunicados”, tampoco.No nos traen buenos recuerdos.
Montevideo, 15 de agosto de 2006.
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