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EL CORRESPONSAL

Soca

Wilson Gramajo, el municipal ex sindicalista sigue sumando adhesiones como líder nacionalista

Wilson Gramajo, el municipal ex sindicalista sigue sumando adhesiones como líder nacionalista

SOCA (1298) Wilson Gramajo -cuya reaparición como líder de una agrupación política nacionalista que apoya al senador Lara -abandonando a Vidalín-, provocó una serie de comentarios públicos- estuvo ayer miércoles en la ciudad de Soca.

En la ciudad de Soca, Wilson Gramajo concretó otra adhesión político-partidaria (nacionalista) a la Agrupación que lidera Esperanza Blanca Canaria 2009.

El ex sindicalista y municipal canario, Wilson Gramajo, que apoya la línea del senador Julio Lara, con su agrupación llamada "Esperanza Blanca Canaria 2009 " (EBC2009 lista 200.4341) incorporó a Susana Rivera.

Rivera es una conocida dirigente blanca de la zona mencionada, lo que atrajo también a EBC2009 al padre de la dirigente Luis Rivera.

"Susana es sobrina del ex-Intendente blanco por el herrerismo Julio Rivera, a quien municipales y vecinos soquenses recuerdan con mucho respeto y cariño" dijo Rosario Berruti (099303033 - 094211513) de la EBC2009.

Berruti es  vocera y dirigente de la agrupación de Gramajo además de ser funcionaria municipal canaria la que recientemente denunci penalmente a Adeom por los incidentes ocurridos en el edificio municipal´, cuando los municipales sindicalizados concurrieron a protestar a viva voz por incumplimientos de convenios ante la administración del ahora intendente Orsi.

 "Recibimos a Susana y familia como representante de la EBC2009 en Soca, con agrado, pues es un honor contar con personas así, que aportarán sin duda su experiencia al grupo" afirmó el dirigente larista.

La reunión con Rivera y vecinos que la siguen contó con la presencia del Dr. Heber Amarillo -dirigente de la lista 200- quien recordó el lema de la agrupación gramajista "sólo la unidad nos fortalecerá, conduciéndonos a la victoria"

Contribución a la historia de la ciudad de Soca (III)

SOCA (8102) por el Prof. Lic. Uruguay R. Vega Castillos. B) El proceso fundacional. Los pasos ante las autoridades. Corría 1783, cuando Zenón Burgueño, hijo de Tomás Burgueño, persona de gran inquietud y aplicado a la realización de obras humanitarias, da principio a la fundación de un pueblo, que estaría ubicado en las inmediaciones del arroyo Mosquitos.
(Expediente caratulado “Don Zenón Burgueño solicitando autorización para fundar un pueblo con el nombre Santo Tomás de Aquino. 29 de diciembre de 1876)
Según establecía el documento el sitio escogido poseía las condiciones necesarias, ventilación y salubridad, así como abundancia de agua, teniendo fácil acceso hacia el camino Real a Maldonado, y se hallaba rodeado de tierras fértiles, en actual labranza con excelentes resultados.
Decidido a continuar con la idea de fundar un pueblo, Burgueño da comienzo a la construcción de una Iglesia, alrededor de la que se instalan los servicios primarios tales como comisaría, juzgado de paz y a partir de 1876 escuela pública. Lo secundan los primeros pobladores: Higinio Vázquez, Isidro López, Martín Rey, José Mira, Constancio Jaurena, Feliciano Barba y Miguel Rodríguez.
El 30 de setiembre de 1876, Zenón Burgueño, comienza los trámites legales. En primer lugar, solicita al Escribano Ricardo Xammar la realización  de un poder a favor de Justo Maeso “para que en su nombre y representando su propia persona acciones y derechos como se presente fuese gestione ante el Superior Gobierno la creación de un pueblo bajo la denominación de Santo Tomás de Aquino.”
(Poder Especial en Expediente citado)
El 29 de diciembre de 1876, Justo Maeso eleva al Ministerio de Gobierno una Nota donde expresa:
“se presenta y dice: que mi representado es propietario por herencia de un campo, en el distrito de Mosquitos en dicho departamento que hace unos tres años el Señor Burgueño inició la fundación de un pueblo.” A continuación de describir el lugar agrega “En la realización de aquel pensamiento progresista…se ha dado hace tiempo principio a la construcción de una Iglesia alrededor de la cual hay ya concluidas y habitadas, diez y seis casas sobre diversos frentes de las calles trazadas.”
(Expediente citado)
“El Señor Don Tomás Burgueño al presentar esta solicitud hace perpetua donación al pueblo como propiedad pública, de cuatro solares, con un frente de veinte metros por cincuenta de fondo cada uno.”
(Expediente citado)
La Dirección General de Obras Públicas, dictamina por oficio de fecha 17 de enero de 1877 que “Debe probarse la propiedad del terreno sobre que va a continuarse el pueblo y determinar el área que se le asigne.”
“Debe designarse la ubicación de los solares que para los edificios públicas se donan faltando entre los mencionados el terreno para cementerio público…”
(Expediente citado)

“Si el pueblo no existiese aún insistiría esta oficina en que se adoptara para él el proyecto general que para la fundación de pueblos han sometido a la aprobación de V.E.”
“Pero, desde que el pueblo existe ya de hecho”…”La Dirección…comparte la idea de que es necesario estimular la creación de pueblos.”
(Ibídem)
El 26 de enero de 1877, la Dirección de Obras Públicas notifica a Maeso, las objeciones. El 2 de mayo de 1877, el apoderado de Burgueño responde:
“Que en cumplimiento de los requisitos exigidos por la Dirección General de Obras Públicas, viene a presentar a V.E. los títulos de propiedad de terreno en que está construido dicho pueblo y a determinar la ubicación de los solares que mi representado dona también ocupará un  área de diez mil varas cuadradas fuera de la delineación del plano acompañado.”
(Ibídem).
La Dirección General de Obras Públicas aprueba las actuaciones planteadas en la respuesta a las observaciones planteadas. El Expediente sigue su curso y el Ministerio de Gobierno con fecha 11 de setiembre de 1877, da vista al Fiscal de Gobierno, quien cuatro días después eleva al Ministro de Gobierno, no encontrando inconvenientes para acceder a lo solicitado. Atento a lo informado, el 21 de setiembre de 1877, el Ministro Decreta:
“Con lo expuesto en este Expediente el Gobierno autoriza la creación del pueblo que proyecta el peticionante con el nombre de Santo Tomás de Aquino.”

 C) Los Nombres

I) La denominación de la zona

La toponimia regional ofrece distintas vertientes para explicar sus nombres. Así en muchos lugares el asentamiento de un primer poblador, da su nombre a un accidente geográfico, que luego se transmite a otros de la zona, sean arroyos, sierras, etc. Otro caso a tener en cuenta, es la presencia de un elemento geográfico, que comienza a caracterizar a la zona, por ejemplo: las piedras, por ser una zona con abundancia de piedras. Un tercer caso, se relaciona con la presencia de animales o especímenes, que por su abundancia comienzan a designar a la zona, pues distintos viajeros comienzan a reiterar tal denominación. En este rubro, es que encontramos el nombre de la zona donde se funda la población que venimos historiando. La misma se ubica a orillas del arroyo Mosquitos, que nace al pie de los cerros conocidos por ése mismo nombre.
“Investigando las diferentes posibilidades de explicación de tal nominación, llegamos a la siguiente conclusión:
Se trata de una razón de índole muy práctica, la zona estuvo plagada de insectos fundamentalmente dípteros. Es así que estando ubicada en el camino real a Maldonado, era muy frecuente la circunstancia de que carreros y pasajeros, o viajeros sorprendidos por la noche en la zona debieran aprestarse a pasar la noche en vela, dada la enorme cantidad de insectos que había. Se puede explicar tal azote considerando la topografía del terreno y la constitución del mismo. Si apreciamos la zona de Mosquitos veremos que se trata de una zona baja estando sus puntos de mayor altitud  situados alrededor de los veinte metros. A este detalle debemos adicionarle que la conformación del terreno es pantanosa, dándose entonces la conjunción de facetas de enorme importancia para determinar la existencia de un microclima apto para la vida y proliferación de insectos especialmente dípteros. Si bien en la actualidad, dicho azote ha ido desapareciendo por obra y gracia de la utilización de algunas formas de fumigación, no debe dudarse del acierto en la denominación de la zona. Nombre que data desde el siglo XVIII, según se ha podido constatar en documentos oficiales de la época.”
(Lic. Uruguay R. Vega Castillos; “La ciudad doctor Francisco Soca. Origen de su nombre actual. Historia de los anteriores”; Artículo en Boletín de la Biblioteca Artiguista, Año V, Nº 21, noviembre 1976, páginas 86 – 87)

II) Nombres Oficiales

a) El primer nombre oficial: “Santo Tomás de Aquino”

Con este nombre, el fundador Zenón Burgueño rinde homenaje a la memoria de su padre, el Coronel Tomás Burgueño. Así lo manifestaron en el trámite ante las autoridades estableciendo “gestione ante el superior gobierno la creación de un pueblo bajo la denominación de Santo Tomás de Aquino”.
(Expediente citado)

b) Soca

Hasta la designación oficial, la población a nivel popular era conocida como “Mosquitos”, y en las comunicaciones de las reparticiones públicas constaba como Santo Tomás de Aquino.
En 1928, “la sra. Luisa Blanco Acevedo de Soca, viuda del Dr. Francisco Soca, tramitó y obtuvo el cambio de nombre del pueblo en homenaje a su ilustre esposo, quien naciera en la margen derecha del arroyo Mosquitos. Por decreto de fecha 18 de abril de 1928 fue denominado con el nombre de Soca el pueblo conocido por Santo Tomás de Aquino y Mosquitos, de la 8ª sección del departamento de Canelones…”
(Aníbal Barrios Pintos; “Canelones su proyección en la Historia Nacional”, Tomo II, página 451)
A continuación presentamos una biografía del Doctor Francisco Soca.
El Doctor Francisco Soca nació en Mosquitos el 14 de julio de 1858. Fueron sus padres, los españoles, oriundos de Canarias Victorio Soca y Bárbara Barreto.
“Azares de las luchas “carlistas” obligaron a don Victorio a huir de su residencia en la Isla de Lanzarote, refugiándose en la de Fuenteventura, sitio desde el cual emigrara a la América del Sur”
(Doctores Fernando Herrera Ramos – Ruben Gorlero Bacigalupi; “Francisco Soca” en página Web “Generosomedina”)
La primera escuela a la que concurrió, fue un colegio privado. (Ibídem)
Posteriormente fue inscripto en escuela primaria de Jorge Lemoine.

“Durante estos primeros años de sus estudios sus padres pensaban dedicarlo a las tareas agrícolas, como lo hacía el resto de sus familiares. Un accidente fortuito vino a cambiar el rumbo de su destino; una hermana suya, viuda precozmente, se disponía a contraer segundas nupcias con el señor Francisco Cayafa, persona de una gran cultura, que impresionado por la vivacidad del niño, le hizo preparar para el examen de ingreso a universidad.”
(Ibídem)
Los estudios de Bachillerato, los realizó orientados a las ciencias y las letras, demostrando muy buen nivel de aprovechamiento.
Una vez terminados los estudios de bachillerato, se inscribió en la Facultad de Derecho, en un atisbo de vocación jurídica, que prontamente pasó a segundo plano, por un firme deseo de estudiar ciencias médicas.

“Aún sin finalizar el primer año escolar y contando con la ayuda económica de su tío materno Leandro Barreto se dirigió a España, consiguiendo que en Barcelona le fuera concedida una matrícula extraordinaria en las asignaturas correspondientes al primer grado de la carrera, en el mes de octubre de 1877. A los siete meses, y aún cuando no había conseguido revalidar su certificado de bachiller expedido por la universidad de Montevideo, se le permitió rendir examen obteniendo la clasificación de “notablemente aprovechada”.
(Ibídem)
En 1878, regresa a Uruguay, donde en virtud de los estudios efectuados se le permite continuar cursando segundo año de medicina. Al finalizar el año lectivo 1883, con una Tesis de Doctoración titulada “Historia de un caso de Ataxia” accede al título de Doctor en Medicina.
Comenzó a ejercer en Tacuarembó, donde tiene oportunidad de estudiar su primer caso de la “enfermedad de Friedreich”. Poco tiempo después, “el gobierno de Santos por decreto de 12 de mayo de 1884, lo eligió, juntamente  con los colegas doctores Joaquín de Salterain y Enrique Pouey, “por sus aptitudes intelectuales y su contracción”, para que se trasladaran a Europa a perfeccionar sus conocimientos y constituir luego el plantel de primeros profesores nacionales en nuestra facultad de medicina. Llevaba cada la asignación mensual de doscientos pesos oro y mil como viático.”
(Dr. José M. Fernández Saldaña; “Diccionario Uruguayo de Biografías 1810 – 1940”, página 1186)

“En París tuvo oportunidad de conocer y admirar directamente, siguiendo sus clases, a la poderosa conjunción de celebridades que enseñaban en aquel medio, recomenzando su carrera médica, cursando la totalidad de los programas establecidos por la célebre facultad de medicina de París.
Si en nuestra ciudad había llegado a la culminación de sus estudios, luego de recibir las lecciones de los más renombrados profesores de la primera época de nuestra casa de estudios médicos, Leopold, Pugnalin, Serratosa, no podemos dejar de reconocer, sin menospreciar a éstos, la diferente capacitación que debió obtener en un ambiente con más  experiencia y medios, bajo el contralor del cuerpo docente que actuaba por entonces en la varias veces centenaria facultad de París, consideraba de manera indiscutible como el primer centro de formación médica del mundo.
Cadet de Gassicourt, Jules Simón, Hutinel, en pediatría, Potain, en el Hospital Necker, en cardiología, le abren las puertas de un mundo científico no avizorado hasta entonces, escenario que llega a su máximo esplendor al visitar y concurrir a las clases de Charcot, desde la escuela de neurología del Hospital de la Salpêtrière. Aquí vive Soca sus más amplias satisfacciones.”
(Ibídem)
La formación que en París va adquiriendo, resulta naturalmente impregnada por el espíritu francés y la gran revolución de la medicina que se estaba experimentando desde 1850 en adelante. Sus actividades parisinas, mostraban una orientación hacia la pediatría.
“Las enseñanzas de los afamados maestros de “Les enfants malades”, se volcaron en sus primeras producciones científicas:”tratamiento de la pleuresía purulenta en el niño”; “Auscultación del corazón, ruido de galope y algunos progresos de la semiología cardíaca” y “los soplos inorgánicos de la punta del corazón en el niño.”
(Ibídem)
Sin embargo la primigenia orientación hacia la medicina infantil, es efímera. Su inquietud intelectual, sin embargo resulta deslumbrada por un científico que comenzaba a despertar gran interés en los medios científicos: el Profesor Jean Martin Charcot. Dicho investigador desde la cátedra en el Hospital Salpêtrière estaba realizando una excepcional obra docente. A tal punto, que sin lugar a dudas llegó a ser el médico de mayor prestigio de ésa institución.
Soca se sintió fascinado por la personalidad y excentricidades del Profesor Charcot.
 “Charcot llegaba todas las mañanas al servicio con su imponente severidad, y tendía dos dedos de su mano al jefe de clínicas, y un dedo a cada uno de sus internos, mientras enviaba una mirada circular despreciativa sobre el resto de los presentes, y una vaga sonrisa a sus colegas extranjeros.”
(Antonio Calvo Rubal;”El internado de París: Su origen en el siglo XIX y su acción formativa, a 200 años de su creación”, En página Web www.neurocirugia.com
Como resultado de esa influencia, la tesis realizada bajo la tutoría del mismo Profesor Charcot se tituló “La Enfermedad de Friedreich” y se transformará en un material de gran valor, al decir del Profesor Pierre Marie, en la Academia de Medicina de París: “que constituye un monumento intangible, imperecedero, gloria de la ciencia francesa y de la América Latina.”
(Herrera Ramos – Gorlero Bacigalupi; Artículo citado)
La figura del Profesor Charcot, es homenajeada en el Nomenclator de Montevideo. En efecto, una calle en el Barrio Lavalleja, lleva su nombre.
Volviendo al Doctor Soca el trabajo presentado en 1888, en París fue considerado un estudio imprescindible para iniciarse en el estudio de esta afección. Se emplearon términos tales como “Ley de Soca o Ley de la Edad en la enfermedad de Friedreich” para distinguir al hecho estudiado. Vuelto al país, se instala en Tacuarembó, donde se desempeña como médico de policía. Poco tiempo después, se traslada a Montevideo. En la capital despliega todas sus condiciones y su elevado nivel de preparación técnica. Los Doctores Herrera Ramos y Gorlero Bacigalupi señalan que la presencia de este joven médico, planteará el enfrentamiento entre las distintas escuelas de medicina, la francesa y las española e italiana.
El joven Soca, va a sufrir un cambio sustancial, deja de ser una persona apocada, suave para transformarse en un hombre apasionado, implacable en su lucha, severo a la hora de juzgar errores ajenos, violento al momento de polemizar llegando a niveles impresionantes.
En 1889, se le designa profesor de patología médica. Tal nombramiento lo destaca en el ambiente de la ciencia a nivel nacional. Cuando asume su cátedra, dijo:
 “Hay dos clases de experiencia, la estéril y la fecunda. Hay hombres que han ejercido veinte años y si son más hábiles comediantes son peores médicos al fin que al principio de su larga práctica. Es la experiencia útil aquella que exige dos cualidades en un grado elevado: instrucción vasta, sólida, segura, y potentes cualidades de observador”
(Ibídem)
Poco tiempo después es designado médico del Hospital Vilardebó, cargo al que se aproxima con la intención de convertir el servicio hospitalario en un servicio de características similares al Hospital Salpêtriére, procurando aplicar los conocimientos que le han brindado dos eminentes docentes Gilbert Ballet y Zichen, quienes le relacionaron con los temas sobre el estudio de la mente y los desequilibrios síquicos del hombre.
Durante este período, abunda en la publicación de estudios científicos, sobre una variada gama de enfermedades tanto del tracto digestivo, cardíacas, piel, tracto respiratorio, etc.
En 1892, es establece la cátedra de niños y el Doctor Soca en Encargado de la misma. De esta manera es el primer Profesor de clínica infantil. El nombramiento del Doctor Soca, representa el concepto que estaba en boga en los círculos médicos, en cuanto a que las enfermedades infantiles debían ser consideradas en la órbita de los especialistas en obstetricia. Se entendía que la preparación elemental que se podía adquirir en las patologías de esas edades, correspondían a las clínicas de mujeres y de partos.
“Cuando el niño crecía, se le consideraba, desde el punto de vista de sus dolencias, como un adulto en pequeño y es quizá esa manera de pensar y encarar las cosas, la que debió haber impulsado a las autoridades de nuestra facultad, para encargar al Dr. Soca, cuyas condiciones de eminente clínico eran unánimemente reconocidas, para dictar los cursos de medicina infantil.”
(Herrera Ramos – Gorlero Bacigalupi; Artículo citado en página Web “generosomedina”)
Al ocupar esta cátedra el Doctor Soca comprendió claramente  que tenía que instrumentar su estructura. En este sentido, le dirige al Rector de la Universidad Doctor Alfredo Vázquez Acevedo una nota donde señala que el honor que se le tributa es nominal sino se le dan los medios para desarrollar una verdadera clínica, dotándola de una sala, un gabinete de consultas y un asilo donde puedan mostrarse al alumnado niños enfermos. Y agregaba: “La ciencia del niño enfermo es una de las más interesantes, de las más útiles de la medicina general, y en todas partes se le concede una atención y preferencias no dudosas; pero en un país como el nuestro, la cuestión se eleva y alcanza las proporciones de un formidable problema social. En efecto, el mal de nuestra patria, el mal de los males, la fuente y el sostén de todas nuestras desdichas y de nuestra dolorosa situación presente es la escasez de la población. Y en un país en que la población es el primero de los problemas sociales y la escasez de ciudadanos o trabajadores, el más grande de los males, es semejante país las cuestiones que se refieren al niño, a la base de la población, ¿podrían no ser las primeras, las más fundamentales de todas las cuestiones? El estudio del niño enfermo, el estudio de conservar sus vidas, de aumentar la población de una manera más o menos directa ¿podría no estar a la cabeza de los problemas de una higiene y de una medicina racional y patrióticamente concebidas?”
(Ibídem)
Pero el Doctor Soca, seguía apasionado por la medicina del adulto y en el año 1896 se le confiere la titularidad de ésa cátedra instalada en las Salas Argerich y San José del Hospital de Caridad. Cátedra que mantiene hasta su fallecimiento en 1922.
La llegada del Doctor Soca a esta cátedra, marca el momento más esplendoroso de su carrera. El Profesor Soca, se transforma en el alma Mater de la llamada “Escuela Argerich”. Sus alumnos en una actitud de reconocimiento, intentaron que se conociera como “Escuela Soca”, en homenaje a quien fuera su guía y permanente maestro. El Centro Médico donde actúa Soca se vuelca a una aplicación plena de la escuela francesa, que reivindicaba la práctica por encima de las teorías, siguiendo una máxima  muy en uso entonces “las teorías pasan, pero los hechos quedan.”
El Doctor Soca fundó sus clases en un notable sentido clínico, resultado de una armónica interacción, donde confluyen un espíritu analítico, capaz de detectar el menor detalle semiológico, con una capacidad de síntesis para arribar a una conclusión, y una enorme capacidad de razonamiento para llegar a establecer la verdad clínica.
Entonces se mostraba cauto y reflexivo para formular un diagnóstico, pero una vez logrado se transformaba, manifestando imaginación y audacia, desplegando sus grandes dotes de maestro.
Al celebrarse la 5ª Velada Literario musical de la Facultad de Medicina el 2 de setiembre de 1916, el Doctor Soca diserta una pieza literaria de excepcionales características “el médico”. Una brillante producción que contiene un mensaje de esperanza para futuras generaciones. En la misma plantea lo que Soca estima debe ser una rígida ética médica. Allí se enuncian los deberes y obligaciones de quienes van a abrazar una profesión que exige una férrea voluntad y una conciencia muy estricta tanto en el decir como en el hacer.
“Escribía uno de sus biógrafos, el doctor Solís Otero y Roca, “que sus discípulos no sabían qué admirar más: si su ciencia amplia y profunda que abarcaba todos los sectores de la patología médica; si su experiencia clínica basada en el estudio de la realidad vivida en millares de enfermos; si su intuición poderosa, que le permitía internarse con paso firme en el laberinto de los más intrincados problemas clínicos, si su certero “ojo clínico” para el diagnóstico; si su arte soberano en la expresión tanto oral como escrita, de su pensamiento.”
(Ibídem)
Al mismo tiempo que desarrolla su actividad como médico, y como docente universitario, el Doctor Soca participa de la actividad política a partir del año 1891, “cuando el presidente Herrera y Obes prestigió su candidatura a diputado por Durazno, deseoso de incorporar al Parlamento elementos de capacidad profesional que el adelanto del país hacía necesarios, hasta finalizar en 1913 como senador por Rivera, que fue su último destino electivo.”
(Dr. José Ma. Fernández Saldaña; “Diccionario Uruguayo de Biografías 1810 – 1940”, página 1186)
En el ámbito científico internacional en 1917 resultó elegido para integrar como asociado extranjero la Academia de Medicina de París. Mientras  tanto a nivel nacional en el mismo año es designado Profesor Honorario de la Facultad de Medicina.
Fue distinguido por sus colegas alcanzando la máxima distinción de la Universidad. En efecto, desempeñó el rectorado en el bienio 1907 – 1908.
El día 29 de marzo de 1922, falleció.
“Murió trabajando puesto que el día en que le arrebatara la muerte, había dictado su diaria lección en su aula del Hospital Maciel. Esa fue su última clase en la cátedra, pero no de su vida, pues esa misma noche, en su lecho de muerte, se incorporó serenamente y dirigiéndose a uno de sus más allegados colaboradores, con voz pausada y serena, refirió los síntomas que sentía, discutiendo el diagnóstico, indicando la terapia más conveniente y afirmando estoicamente el pronóstico fatal.”
(Ibídem)
Su fallecimiento dio lugar a múltiples manifestaciones de pesar. En el seno del  Consejo Nacional de Administración al referirse a su deceso, se señaló:
“…médico eminente en el más alto significado de la palabra y político distinguido, el Dr. Soca, ocupó las más altas dignidades del país; diputado, senador, rector de la universidad, constituyente, consejero nacional, y profesor de la Facultad de Medicina, poseído totalmente de la ambición honrada de entregar a los demás los secretos de su ciencia, envueltos en la elegancia inimitable de su arte del buen decir, y por fin miembro de la Academia de Medicina de París, el Dr. Soca ha dado a la república lo mejor  de su inteligencia, poniendo a su servicio  las dotes extraordinarias de su  cerebro y su corazón…”
(citado por Herrera Ramos – Gorlero Bacigalupi; artículo citado)

Contribución a los antecedentes históricos de la ciudad de Soca (II)

SOCA (11.262) por el Prof. Lic. Uruguay Vega Castillos. VI)  Una carta de los pobladores de los “dos solises” y Pan de Azúcar que los pinta de cuerpo entero. Pocos días habían transcurrido de la publicación del auto judicial, cuando el Maestro Víctor Delgado en nombre de todos los donatarios artiguistas de los “dos solises” y Pan de Azúcar publica una carta dirigida a las autoridades. A los efectos, que se pueda apreciar en toda su magnitud le hemos agregado subtítulos entre corchetes:

 

[Alzaga y los pobladores]

 

“Quejándose de los agravios que les infiere D. Feliz Alzaga dueño propietario que se dice de los terrenos contenidos desde Solís Grande a Solís Chico, y Rincón de Pan de Azúcar, conocidos por de propiedad de los Haedos y en el que el exponente posee una parte que le fue conferida por el Exmo. Cabildo Gobernador de esta Plaza en decreto de 24 de enero de 1816, en la concesión que le hizo el Alcalde Provincial de la misma en 23 del mismo año, cuyo documento original pone de manifiesto y los de mis poderdantes, por las mismas donaciones unos, y los otros tanto hemos trabajado y una vez conseguido el objeto, aquellas leyes deben arrojarse al lugar de donde vinieron como perjudiciales y contrarias á nuestros principios, seguridad, bien estar y derechos imprescriptibles.”

 

[ El Gobierno Patrio concedió las tierras como premio patriótico]

 

“Más a que fatigarnos Exmo. Sr. Cuando los terrenos que disputamos nos fueron concedidos en observancia ya del derecho de represalia de que usaba el Gobierno Patrio como uno de los medios necesarios al logro del intento de muestra emancipación, é independencia de la antigua metrópoli. El Gobierno Patrio representado por la persona del Sr. General Don José Rondeau que mandaba en gefe las lejiones libertadoras, decretó en Octubre del año 12, el confisco de los bienes pertenecientes á los enemigos y emigrados realistas: partiendo pues de las disposiciones de la capital que lo era Buenos Aires el General Artigas declaró y reconoció por de propiedad pública los terrenos de Haedo en que havitamos y los distribuyó a unos, confirmando la posesión y dominio en que se hallaban otros…”

 

[Las leyes sancionadas por la Revolución erán contra los patriotas]

 

“¿Cómo podrían, pues, parar en nuestro perjuicio aquellas mismas leyes con que se sancionó nuestra revolución política?

¿Se dirá que los gobiernos obraron con desacierto? Enhorabuena que así lo confiesen si gustasen: más ni esta confesión mejorará la acción de los que pretenden nuestra ruina con ella.”

 

[Los patriotas; los grandes perjudicados]

 

“Sería necesario en semejante caso prepararse sin duda á otra revolución producida por los clamores de todos los vecinos que ha tomado, consumido y tienen lo reclamado. Sería necesario también generalizar la devolución íntegra de todos los bienes ocupados, y vendidos en los secuestros practicados después del año 10 hasta la fecha. Sería en una palabra de necesidad arruinar a los americanos que tanto han perdido de sangre y de fortuna en esta guerra, por satisfacer los perjuicios y acciones que reclamasen los españoles que nos han hecho la guerra desde tiempo inmemorial…”

 

[Los pobladores no pueden ceder, porque sería hundirse en la miseria]

 

“Nosotros no podemos ceder nuestros legítimas acciones sin entrar a naufragar en el golfo de la miseria; el Sr. Alzaga quiere le compremos aquello que adquirimos por el indispensable derecho de la tradición antigua de posesión, ó por la donación que nos hizo el gobierno para recompezarnos de nuestros servicios y desgracias, consecuencia nada debemos satisfacer por lo que es justamente nuestro.”

 

[Si el Gobierno pagó y premió con propiedad ajena, debe indemnizar de una forma que no perjudique a quienes recibieron tierras de buena fe]

 

“Si el gobierno nos pagó y premió con lo que no era suyo, indemnízelo como crea justo, que nosotros habiendo recibido de buena fé, y pasado por muchos años más de lo que pide la ley, sin que en este tiempo hayan ocurrido ni D. Félix Alzaga ni nadie a perturbarnos en el derecho de posesión y dominio, somos doblemente dueños absolutos de nuestros terrenos.”

 

[En bien de la paz pública el Estado debe rechazar la pretensión del Señor Alzaga

 

“Prescindiendo de las razones que dejo aducidas para la legitimar sus acciones, debe V.E. hacer rechazar por medio de la Fiscalía General del Estado, la extraordinaria pretensión con que el Sr. Alzaga, con poderes hasta ahora desconocidos en su validez legal y perjudiciales a una gran parte de la población de este Estado se apresura a conducir á la mayor ruina una multitud de familias que forman aquella, turbando su paz doméstica, destruyendo los productos de su laboriosidad, y reduciéndolos á un estado de desesperación cuyo resultado podrá producir el trastorno de la tranquilidad pública, envolviendo en los mayores males un Estado que principia a constituirse, y cuyos habitantes al empezar a probar la quietud y frutos de sus pasadas fatigas, sacrificios y padecimientos por la emancipación y libertad de su patria, reparan al través de sus heridas, y penurias pasadas, desalojárseles de los lugares que han ocupado como llevo dicho, los unos por donaciones de los Gnos. Del Estado y los otros por una tradición de años ascendentes á los que exige el derecho incuestionable de la prescripción.”

 

[¿Cuál es la conveniencia preferente?

La de uno  o la de muchos

 

“Entremos a examinar la cuestión considerándola en el más sencillo y natural punto de vista, cual es el de la conveniencia preferente de todo un pueblo respeto a la de un solo individuo á quien el mismo pueblo puede indemnizar el perjuicio si lo hay efectivo á sus intereses, resarciéndolos con superabundancia y sin agravio, a fin de evitar funestas consecuencias a la perturbación de la tranquilidad pública, cuyos males esta en el deber y actitud del gobierno el evitarlo, aún en el caso en que se declare al Sr. Alzaga como legítimo poseedor de los terrenos y á cuales nos creemos con mejores títulos y derechos…”

 

 

[Un pueblo necesita de una propiedad particular, que puede tomarla mediante el pago de una justa compensación]

 

“Es un principio universalmente admitido, que un pueblo necesita de alguna propiedad particular, puede tomársele, mediante justa compensación-“

 

[El problema que debe resolver el gobierno]

 

“He aquí, Exmo. Sr. el gran problema que debe resolverse por el Gobierno, siempre que reconozca al señor Alzaga con acción legítima para no destruir á tantas familias cuyos gefes han adquirido el derecho á lo que poseen, ya por lo arriba expresado como porque sus servicios, erogaciones, sacrificios y quebrantos sufridos en el transcurso de la guerra, los hacen acreedores á la conservación de los hogares que fundaron en medio de los estragos ocasionados por los ataques de los enemigos extraños, y por las desgracias con que abrazó la funesta discordia en que nos envolvió la anarquía, y desde cuyas mensiones, llorando unas veces los males de la patria, le ayudaban en otras con sus personas, recursos y fortunas, para su tranquilidad, libertad y sosiego.”

 

[ Una población de guerreros cubiertos de gloria va a ser desalojada si no lo resuelve el Presidente]

 

“…Señor, mirad una población compuesta de guerreros cubiertos de sudor con que adquirieron vuestras victorias y los triunfos de la Patria tan numerosos como la que corre desde el arroyo de Solís Chico y Solís Grande hasta las inmediaciones de Maldonado, que toda va á ser desalojada si V.E. no impide por este paso que el Sr. Alzaga podrá obtener por su gran fortuna y consiguientes relaciones; aunque no le asiste toda justicia con que se cree autorizado para causar la destrucción de tantas numerosas familias.”

(Correspondencia publicada en el Diario “El Universal”, Edición correspondiente al 19 de febrero de 1830)

La carta redactada por el Maestro Víctor Delgado, a nombre de todos los pobladores involucrados, plantea con meridiana claridad, la realidad en la que los beneficiados con una donación de tierra, se enfrentaban y como la condición de patriotas no había sido considerada, siendo necesario que lo perjudicados denunciaran su problema y clamaran por justicia, enfrentándose al poder y las vinculaciones de hombres como Félix Alzaga.

Luego de la decisión del Juez, Doctor Campana y la carta publicada por el Maestro Delgado, Félix Alzaga se enoja y dirige sus ataques al referido magistrado. El Doctor Campana se limita a dejar claro que ha procedido a suspender los lanzamientos hasta el momento en que los involucrados exhibieran los títulos así como que los propietarios procedan a establecer el valor de sus derechos.

(Diario “El Universal”, Edición correspondiente al 29 de marzo de 1830)

Los intereses de Alzaga, lo llevan a que en el período se turnen en la defensa los doctores José Ellauri, Juan José Alsina, Francisco Araúcho y el mismo Doctor Joaquín Campana.

El 23 de diciembre de 1833, el Presidente Brigadier General Fructuoso Rivera, emite un decreto que busca consolidar la pacificación de la campaña y asegurar el “tranquilo goce” así como garantizar a los poseedores “el usufructo” de sus adquisiciones.

(Archivo General de la Nación; Fondo Archivo General Administrativo; Ministerio de Hacienda, “Acuerdos y Decretos”, año 1832, Carpeta 5)

 

VII) El fin de un azaroso transcurrir

 

El 15 de febrero del año 1835, ya bajo la presidencia del General Manuel Oribe, el Ministerio de Gobierno es desempeñado por el Doctor Francisco Llambí:

“…este ministro evidencia una actitud muy prudente por cuanto dos caudillos departamentales cual son Tomás Burgueño y Leonardo Olivera hacen caer totalmente las aspiraciones de Alzaga, procediendo el Ministro Llambí a postergar la resolución de los conflictos sobre propiedad de la zona.”

(Lic. Uruguay R. Vega Castillos; “Historia de la fundación de la ciudad Doctor Francisco Soca”, Artículo en Boletín de la Biblioteca Artiguista, Año V, Nº 20 marzo – abril 1977, página 79)

El día 8 de abril el gobierno, mediante un decreto, a los efectos de acelerar la terminación de los contactos ajustados con un número importante de propietarios, resuelva la designación de cuatro comisiones (una para atender los casos de Maldonado, y otras tres para Colonia, San José y Paysandú).

Cada comisión se compone de dos hacendados radicados en la zona así como un agrimensor que obraba según instrucciones impartidas por la Comisión  Topográfica.

La Comisión de Maldonado estaba integrada por los vecinos Francisco Osorio y Tomás Burgueño y el Agrimensor Felipe Jones.

“Félix Alzaga presenta al Gobierno un proyecto de contrato de venta de las tierras que según sus títulos eran de su propiedad, el citado proyecto es aprobado el 20 de agosto de 1835, partiendo Alzaga hacia la zona de litigio. Llegado al lugar la resistencia con que se encuentra motivan sus reiteradas protestas, porque es evidente que la gente no quería saber nada de mensuras y amojonamientos de sus tierras. Mientras la comisión da comienzo a sus actividades el 4 de setiembre y seguidamente se hace eco de las protestas que hacen los viejos residentes de la zona, fundamentalmente donatarios artiguistas. Cabe consignar que para los residentes en la región de los dos Solises y Pan de Azúcar los títulos emitidos por Artigas y gobiernos siguientes sobre propiedades confiscadas eran de una legitimidad indiscutible.”

(Lic. Uruguay R. Vega Castillos; Artículo citado, en Boletín citado página 80)

Contribución a los antecedentes históricos de la ciudad de Soca

Contribución a los antecedentes históricos de la ciudad de Soca

SOCA (14.524) Por el Lic. Prof. Uruguay Vega Castillos Esta será una serie de publicaciones de notas relacionadas con los antecedentes históricos de la entrañable ciudad de Soca. Escribir algunas páginas sobre la ciudad de Soca, significa para el suscrito retrotraerse a la época en que siendo estudiante de Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, tuvimos oportunidad de llegar hasta ella, desde Estación La Floresta. 

 

Recuerdo aún la Ruta 35, el escarpín, la parada de 10 minutos del ómnibus de Copsa que desde Pando iba a Costa Azul, mi madre y sus viajes en bicicleta hasta algún comercio de la ciudad.

 

Esta serie de notas se organizaron en torno de tres grandes subtemas:

A) Los orígenes de la tierra

Desplegamos a lo largo de siete ítems la historia desde la estancia de los “dos solises” pasando por la figura de Tomás Burgueño, para luego presentar una carta que los pobladores dirigen a las autoridades, así como las peripecias para alcanzar el derecho a la propiedad, luchando con figuras de mucho poder económico como es el caso de Félix Alzaga.

B) El proceso fundacional.

En este segundo subtema, se analiza el proceso fundacional. A partir de la figura de Zenón Burgueño se historian los trámites para alcanzar la autorización pertinente y seguir adelante en ése proceso.

C) Los nombres

En este apartado se considerarán los tres nombres que tuvo la población y en el final del mismo, se incluye una biografía que demuestra el porqué el nombre de Doctor Francisco Soca merece lucirse en un núcleo poblado, a partir de los valores que adornaban la personalidad de quien fue su hijo más destacado, y ese homenaje reiterado diariamente en el esfuerzo de cada uno de los pobladores.

 

A) LOS ORÍGENES DE LA TIERRA

 

I) La estancia de los “dos solises”

 

Corría el año 1735, cuando el Capitán de Mar y Guerra José de Villanueva Pico, eleva al Sub Delegado de Tierras de la jurisdicción Florencio Antonio Moreyras, una solicitud donde manifiesta los servicios prestados contra los lusitanos de la Colonia del Sacramento, y plantea sus aspiraciones para que se le concediesen tierras realengas situadas:

“en la vanda de San Phelipe de Montevideo, á distancia de once leguas de su Plaza, que corrían camino de Maldonado entre los dos Arroyos llamados Solís Chico y Solís Grande, desde la desembocadura de estos en el Río de la Plata hasta el nacimiento. de sus aguas en la sierras y lomas contiguas; cuias distancias desde el dho. camino de Maldonado, serian como de siete leguas poco más o menos. Y tamvien las tierras y potrero , que llamaban de pan de Azúcar, que estaban a la falda del Sitio de este nombre, y á tres leguas de el paso de el expresado Solís Grande; el paso de este  con su contorno; Arroyos, arvoledas, lomas y sierras que le cercavan, y se hallaban contiguas, con sus faldas y cahidas, y las de dho. Pan de Azúcar con sus cahidas.” (“Colección de Documentos para la Historia Económica y Financiera de la República Oriental del Uruguay”, Tomo Primero  “Tierras”, Ventas y Composiciones, Documento [1], pagina 127)

 

Transcurrirán quince años, hasta que el 26 de setiembre de 1750, el Cabildo de Montevideo ponga en conocimiento del Gobernador de Buenos Aires José de Andonaegui, que el Procurador General se pronunciaba negativamente en cuanto a la venta al citado Capitán de Mar y Guerra José de Villanueva Pico de tales tierras en la suma de 200 pesos, en virtud de tratarse de una dilatada extensión de terreno, atendiendo a la calidad de las pasturas, aguadas y montes y lo útiles que serían para practicar cría y procreo del ganado de la ciudad. (“Colección de Documentos para la Historia…” Tomo Primero, Sección Pleitos por tierras VI, Documento Nº 1, página 396)

 

El 7 de enero de 1751, el Gobernador de Montevideo solicita al Ingeniero Director de la Provincia Diego Cardoso. “Al evacuarlo, manifestó éste que las tierras en cuestión se extendían desde el arroyo Solís Chico al Solís Grande, que constituían un potrero situado entre Montevideo y Maldonado. Señaló que por encontrarse esas tierras a cinco o seis leguas de Maldonado, su población podría servir para el resguardo de la plaza de Montevideo en caso de una invasión enemiga. Opinó que debían venderse.”

(Documento citado, en Colección citada, páginas 396-397)

 

Por su parte, el Cabildo de Montevideo en Informe de fecha 13 de febrero de 1751 señala que sería conveniente que tales tierras se poblaran con muchos individuos con preferencia a que sea un hombre solo, y que el juicio del Ingeniero Cardoso señalaba la necesidad de ocupar y poblar dicho territorio. Finalmente José de Villanueva Pico procedió a adquirir las tierras en la cifra de 400 pesos “después de haver trahido a la moneda nueve días…las remató en su parte como maior postor, el día dies y nueve de agosto de mil setecientos y cincuenta y dos.” (Archivo General de la Nación; Fondo Archivo de la Escribanía de Gobierno y Hacienda, Expedientes Encuadernados traídos de Buenos Aires Nº 141 – 147, Documento Nº 1, fojas 1,a 3, y siguientes.) El título fue confirmado en Aranjuez el 30 de abril de 1754.

 

Por 1771, José de Villanueva Pico, por entonces Comisario de Guerra y Superintendente de la Renta Real de Aguardiente, se encontraba residiendo en Madrid.

 En 1784, el 21 de enero Juan Antonio de Haedo presentó el poder que certificaba que Juan de Villanueva Pico había comprado a su hermano José, según certificado del escribano Juan de Arias Saenz.

 

II) La Familia Burgueño se instala en los “dos solises”

 

La Familia Burgueño llega a ocupar parte de estas tierras, por la vía de aplicar el “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el fomento de la campaña y seguridad de sus hacendados”. La donación que benefició a Tomás Burgueño estaría ubicada en los últimos meses de 1815, desde el 10 de setiembre que es la fecha en que lo aprobó el Jefe de los Orientales y con anterioridad a la fecha de publicación por el Alcalde Provincial el 14 de enero de 1816, de un edicto mediante el cual se pone en conocimiento de la población el proyecto agrario, así como las autoridades designadas para su cumplimiento.

 

De acuerdo con las formalidades establecidas en el Reglamento, Tomás Burgueño plantea una gestión por considerarse en condiciones de ser beneficiado con el reparto de terrenos, en su caso de la propiedad conocida como de los Haedos, atendiendo a sus notorios sentimientos patrióticos y servicios prestados, así como su numerosa familia y haber sido arrendatario de tal propiedad. La gestión de Burgueño, la recibe el Subteniente Manuel Cabral, dictaminando que las tierras solicitadas se encuentran comprendidas en las que se confiscaron por ausentismo de sus titulares. Así mismo, se fijan sus límites:

 

“qe.  linda con el arroyo del Mosquito por el Oeste, por el camino de Maldonado por el Norte desde el paso de las Toscas hasta el cerrito qe. se dice El Mangrullo y de allí hasta los medanos formara un cuadro de legua y media por cada costado al poco mas o menos…”

 

(Archivo General de la Nación, Fondo Escribanía de Gobierno y Hacienda, Expedientes Encuadernados traídos de Buenos Aires, Nº 5 año 1827)

El trámite se clausura con fecha 15 de febrero de 1816 cuando el Cabildo resuelve aprobar la concesión del Alcalde Provincial, y en consecuencia el Secretario Pedro María Taveyro procede a inscribirla en el Registro de Donaciones de Terrenos.

(Documento citado)

 

III) La dominación portuguesa, un período de desconcierto e incertidumbre

 

“Cuando sobreviene la dominación portuguesa y el proceso iniciado por Artigas, comienza a ser desarticulado progresivamente a través de un paulatino movimiento restauracionista de las propiedades territoriales a sus antiguos dueños, encuentra a los herederos de la familia Villanueva Pico en evidente desorganización que los inhibe de plantear reclamación. La hija de Villanueva Pico ha legado las tierras al Presbítero de la Parroquia de San Adrián (Navarra) Antonio Garris” (Lic. Uruguay R. Vega Castillos; “Historia de la fundación de la ciudad Doctor Francisco Soca”, Artículo en Boletín de la Biblioteca Artiguista, Año V, Nº 20, marzo – abril 1977, página 74)

 

El sacerdote citado designa en calidad de apoderado a Alejo Sagastuy, quien nombra a Félix Alzaga para que lo sustituya. Alzaga, el 14 de marzo de 1818, en Buenos Aires nomina como su apoderado a Manuel José Saiz de Cavia. (Archivo General de la Nación; Fondo Escribanía de Gobierno y Hacienda, Expedientes Encuadernados traídos de Buenos Aires, Expediente Nº 5, año 1827)

 

El 13 de marzo de 1820, Alzaga formula de manera personal una reclamación al ex – administrador de los Villanueva Pico Joaquín de Chopitea, exigiendo documentación y cuentas. El pasamanos de la condición de apoderados continúa y el día 31 de octubre de 1820 es nombrado Francisco Juanicó. (Expediente citado)

 

El 7 de noviembre de 1821, el Gobierno Cisplatino emitió un bando para solucionar diversos problemas, habilitando la instancia para que aquellos que se considerasen propietarios se presentaran en un plazo de seis meses. Los involucrados debían dirigir sus reclamos a la Escribanía Mayor, oficina que se encargará de registros y títulos, ya sea de propiedad o de posesión así como cualquier documento o papel en virtud del cual se hallen en posesión de campos y haciendas, a los efectos de corregir cualquier carencia se garantizara su validez y estabilidad para el futuro. (Expediente citado)

 

Así mismo, se entendía pertinente que los poseedores tramitaran los certificados ante quienes fueron comisionados artiguistas. Entre los que gestionaron certificado se encontraba Tomás Burgueño. Los intereses que  juegan, quedan en evidencia pues el continuo cambio de representantes del apoderado Alzaga, deja en evidencia como se valora la vieja estancia de los “dos solises”.

 

IV) Tomás Burgueño, un patriota

 

La vida de Tomás Burgueño, tuvo dos aspectos. Por un lado, luchar en los estrados judiciales la legitimidad de la propiedad de sus tierras. Y por otro luchar en las huestes patriotas.

“había conseguido el grado de Teniente Primero, luego mientras la incertidumbre ronda la Banda Oriental por obra y gracia de la dominación portuguesa es detenido. Pero por poco tiempo ya que la noche del 30 de julio de 1825 protagoniza una fuga desde la ciudadela, tal cual lo señala la certificación suscrita por el General Manuel Oribe en Montevideo a 23 de julio de 1835 en “favor del Teniente Coronel de Caballería de línea Tomás Burgueño…el día 31 de julio de 1825 se descolgó de la Ciudadela al foso ganando la campaña para prestar sus servicios a la causa de la libertad, por cuya firme adhesión en compañía se hallaba preso por los opresores del país.” (Diario “El Siglo” 16 de julio de 1874, Artículo del Doctor Julio Herrera y Obes). Los otros detenidos que fugaron fueron Ramón Castriz, Apolinario Gayoso, Jorge Liñán, el Comandante Suso, el señor Antequera y Joaquín Olivera.

 

V) Félix Alzaga y el surgimiento de nuevas preocupaciones para las ocupantes de los “dos solises”

 

Félix Alzaga, el 16 de enero de 1825, designa como apoderado, a quien fuera Fiscal del Crimen José Ellauri. (Expediente citado).

Adelantándose al conflicto, que trascendería Montevideo, Ellauri se hace representar en Canelones, lugar donde residían las autoridades. Así lo señala el hijo del donatario artiguista Francisco López, Vicente López. “…desde la plaza sitiada de Montevideo donde sirve a sueldo al enemigo con el carácter de Fiscal del Crimen se presenta por escrito a este Gobierno…y pide que las diligencias sucesivas se entiendan con don Roque Haedo, Administrador dice, de los campos en cuestión, o el que con su poder se apersone, sin embargo de que el mismo Ellauri parece le repugnaba formalizar otra substitución.

 

El Don Roque Haedo, residente también en Montevideo y á muy pocas cuadras del Señor Ellauri otorga impávidamente un poder especial á favor de Don Jacinto Álvarez, no obstante, que en autos no fue reconocido por parte, ni por consiguiente concedido lo que pedía…Don Jacinto Álvarez substituye su poder en Don José Encarnación Zas y aquí tiene vuexelencia los siete escalones que bajado desde … España el poder del Padre Garris con la circunstancia de que desde el Fiscal Imperial del Crimen hasta don Roque Haedo.”

(Expediente citado)

 

José Ellauri, se presenta en nombre del ausente don Antonio Garris, y considerando fuera de dudas sus títulos, solicita y se le concede por resolución de fecha 11 de setiembre de 1826 el desalojo en un plazo perentorio de treinta días. Sin embargo, el litigio no se solucionó, y en este sentido los donatarios artiguistas toman un papel protagónico logrando extender el litigio. Pero en 1829, Alzaga aparece nuevamente, logrando que el Juez Doctor Joaquín Campana emita un dictamen favorable a sus intereses, al declarar carentes de autenticidad todos los reclamos y ordena se ejecute la devolución a su legítimo dueño. (Diario “El Universal”; edición del 29 de marzo de 1830)

 

Atendiendo las derivaciones que el tema ha cobrado, el Juez Campana emite con fecha 13 de febrero de 1830 el siguiente auto: “Constando de notoriedad, y por el tenor de los documentos presentados por las Autoridades del país han estado por el termino de muchos años en la posesión y ejercicio de los derechos fiscales con respecto a los terrenos que reclama como suyo en la actualidad Don Felix Alzaga, admitiendo denuncias, ordenando su posición y mandándolos repartir á algunos hijos beneméritos de este Estado; se declara á consecuencia de lo expuesto y pedido por el Sr. Fiscal General el amparo en la posesión de los derechos fiscales por el remedio sumarísimo del ínterin, y con reserva de sus derechos en los juicios petitorio, y posesorio ordinario.

 

Expídanse los mandamientos respectivos de amparo a los jueces territoriales de Solís  Grande, Pan de Azúcar y Señor Alcalde Ordinario de la ciudad de Maldonado para que hasta la resolución definitiva del asunto no permitan ejercer acto alguno que inquiete el amparo de la posesión declarada a favor del fisco. Y sin perjuicio citen y emplacen a todos los poseedores á efecto de que en el término de veinte días contados desde la intimación comparezcan por sí, o apoderado ante este juzgado á deducir sus derechos, y á presentar los documentos que legitimen sus acciones.” (Diario “El Universal”, edición correspondiente al 29 de mayo de 1830) Además de los documentos mencionados para la realización de esta nota se ha consultado: Barrios Pintos, Aníbal; “Canelones su proyección en la Historia Nacional” (Tomo II, página 447 – 454)

No denunciar un aborto puede implicar 18 meses de cárcel

No denunciar un aborto puede implicar 18 meses de cárcel

SOCA. (1340). Si el Dr. Carlos Álvarez como médico del MSP -actuante en la ciudad de Soca (Canelones), no denunciaba que le había llegado un caso de presunto aborto, podía ser condenado a 18 meses de prisión. El médico comunicó a la Policía el estado de salud de una paciente que atendió y que fue derivada al Hospital Pereira Rossell. Una vez en Montevideo, fue asistida y luego conducida ante el Juez Dr. Luis Charles, quien la proceso (sin prisión) por el delito de aborto.

Algunos consideraron el hecho como una violación al secreto profesional por parte del Dr. Carlos Álvarez (Soca, Canelones) que dijo a Canal 5 que la paciente llegó a la policlínica de Soca con temperatura alta, atribuida por ella a una gripe. La mujer le dijo había "perdido un embarazo" pero, sin mencionar que se había practicado un aborto. El medico decidió derivar a la paciente al Hospital Pereira Rossell tal como lo establece una ordenanza del Ministerio de Salud Pública (MSP), e informó a la Policía.

Según aclaró el mismo no decía nada sobre aborto sino que simplemente informaba sobre la situación sanitaria de la chica.  Para el profesor de la Clínica Ginecológica de la Facultad de Medicina, Leonel Briozzo, de ser así el médico incurrió en una violación al secreto profesional, tan grave como si un sacerdote contara a la Policía la confesión de un creyente. El Sindicato Médico del Uruguay no tiene previsto tomar ninguna medida disciplinaria y el MSP tampoco puede sancionar al médico por la violación de la ordenanza 369. Un artículo del Código Penal lo obliga a denunciar los hechos que parezcan delito, si es funcionario público.  

El policía del Pereira denunció el caso de aborto. Segun el Dr. Gustavo Ordoqui Castilla, catedrático de Derecho Civil, el policía no hizo más que cumplir con su deber - establecido por Art. 177 del Código Penal (al final)  Dicho artículo pena a todo funcionario publico -y el policía lo es- que omita o retarde formular la denuncia de cualquier delito que conozca por razón de sus funciones, y al resto de los funcionarios públicos que omitan o retarden formular la denuncia de delitos cometidos en la repartición en que se desempeñan o que produzcan sus efectos en esa repartición.Quienes no denuncien serán castigados con pena de 3 meses a 18 meses de prisión.  

Ordoqui dijo que "es grave" que "las autoridades de Salud Pública habrían dicho que los médicos no tienen la obligación de denunciar los delitos. Los médicos de Salud Pública son funcionarios públicos como cualquier otro y deben acatar el Art. 177" y respecto del policía "no hizo más que cumplir con su deber -establecido por el Art. 177 del Código Penal- vigente"

CODIGO PENAL . ARTICULO 177. - (Omisión de los funcionarios en proceder a denunciar los delitos). El Juez competente que teniendo conocimiento de la ejecución de un delito, no interviniera o retardase su intervención, y el que no siendo competente, omitiere o retardare formular su denuncia, será castigado con la pena de tres meses a dieciocho meses de prisión.

La misma pena se aplicará al funcionario policial que omitiera o retardare formular la denuncia de cualquier delito de que tuviere conocimiento por razón de sus funciones, y a los demás funcionarios, en las mismas circunstancias, de los delitos que se cometieren en su repartición o cuyos efectos la repartición experimentara particularmente.

Se exceptúa de la regla, los delitos que sólo pueden perseguirse mediante denuncia del particular ofendido.

Constituye circunstancia agravante especial, respecto de los funcionarios públicos y en relación a los hechos que se cometieren en su repartición, el hecho de que se trate de los delitos previstos en los artículos 153, 155, 156, 157, 158, 158 bis, 159, 160, 161, 162, 163 y 163 bis."

José Andrés BONILLA FRACHIA falleció en accidente de tránsito.

SOCA (473) José Andrés Bonilla Frachia de 23 años de edad, falleció luego de un accidente de tránsito que sufrió cuando circulaba en auto por Ruta 9 a la altura del Km. 80/500. Por causa desconocida perdió el dominio del rodado saliéndose de la ruta volcando. Fue asistido por personal médico que le constató su fallecimiento. Intervino la Justicia competente, informada por los efectivos de la 8va. Sección Policial

SOCA. Asesinaron una joven mujer en la interseccion de las rutas 8 y 9.

SOCA. Asesinaron una joven mujer en la interseccion de las rutas 8 y 9.

El día domingo 15 de enero de 2006, en la madrugada, hallaron sin vida a una joven mujer, en la intersección de las rutas 8 y 9, en las cercanías de Soca, juridiccion del Juzgado de Pando. La muerte se produjo a raíz de que le efectuaron varios disparos con arma de fuego. La persona no ha sido identificada aun. Intervino la sección octava de la Policía de Canelones, comisaría de Soca. Están en el lugar del hecho los oficiales del comando de la Jefatura de Canelones, con personal del departamento de homicidios y la policía técnica.